LECCIÓN DEL TORO DE LA VEGASU HISTORIA, PASADO, PRESENTE Y FUTURO. |
En Tordesillas el 23 de junio de 2001 se inauguró la I Escuela de Lanceros del Toro de la Vega. Jesús López Garañeda impartió una de las dos clases con que se abrió el acto. Por la extraordinaria importancia que tiene la investigación hecha para conocimiento de cuantos aficionados tiene este espectáculo taurino sin parangón en ningún pueblo de España se reproduce a continución su contenido. Las fotografías que ilustran el trabajo pertenecen al CD del patronato del Toro de la Vega
Cuando desde el escaño del Aula Triste de la Universidad de Valladolid en el palacio de Santa Cruz me dirigí el 22 de noviembre de 1993 al público que escuchaba la disertación, a la que siguió un animado coloquio, sobre las esencias del Toro de la Vega me acordaba de muchos años de lucha y brega porque el festejo recuperara su esencia, su limpieza y su espectacularidad, sobre todo de la que hace gala en estos momentos, pese a ciertas situaciones esporádicas, imprevisibles, fortuitas y casuales que se dan en algunos momentos de su lidia, del Torneo del Toro de la Vega como debe denominarse. Emoción entonces y emoción ahora y acicate para ayudar a superar las dificultades.
Llega ahora, recién estrenado el verano del tercer milenio, una actividad académica para el curso de lanceros del Toro de la Vega. Doctrina que es preciso recoger y repasar una vez más para comprender el tiempo, el engarce que existe entre generaciones con un toro bravo como protagonista: Padres, Abuelos, y antepasados admiran el vaso de la lanza donde deben colgarse las cintas de la honra. El mástil elevado al cielo, asido con fuerza por las manos de quien cree profundamente en lo suyo, sin pensar en riesgos, eventualidades y azares, completando la unión con su pasado histórico, eslabón hallado y construido para completar la escalera de hechos encadenados sobre los que se cimienta la historia de cualquier pueblo, y aunque nos ayude la cronología, la etnografía, paleografía o arqueología, llega un aire de misterio, un áurea de extrañeza hacia aquellos que no son de aquí pero sienten especialmente el mito y el rito, la congregación, la unión de los esfuerzos por una idea original, por un pensamiento destacado, por una costumbre ancestral, ceremonia antigua, espíritu de nuestro espíritu, carne de nuestra carne.
Después de la caída del hombre, la guerra y el desorden perturbaron el mundo, por lo que fue instituida la caballería para contener y defender a la gente. Un hombre de cada mil, el más fuerte, el más leal y el de valor más noble fue el elegido para ser caballero. Ese hombre debía poseer un caballo, la más noble de las bestias.
Los caballeros se ejercitaron continuamente acudiendo a las justas y torneos. La dominación árabe, más aún la aparición de la caballería integrada por las órdenes militares religiosas promovió los torneamientos que llegan a su mayor esplendor desde el siglo XIII al XV.
En Tordesillas, aprovechando la existencia de torneos se configuraron ciertas Cofradías o Hermandades que al fin religioso sumaron el caballeresco, y bajo la advocación de algún santo, reglaban los torneos enseñando el correcto ejercicio de los mismos con la observación de la más estricta pureza de sus cánones, a fin de que sus practicantes pudieran obtener pruebas e nobleza e hidalguía. Las instituciones caballerescas tordesillanas perduran desde sus orígenes en quienes hemos heredado su legado, y es deber nuestro formar a quien nos herede desde la infancia, a fin de que desempeñen dignamente las funciones por las cuales se estableció el torneo del Toro de la Vega.
Estas funciones no deben quedar reducidas a la instrucción en el arte del torneo, con ser muy importante, porque el torneamiento del Toro de la Vega es algo más, es un rito, una religión y es preciso que no solamente su práctica, su ética y su ciencia se pongan por escrito, sino que debe haber una escuela en donde se instruya sobre el oficio o ceremonia ritual del Toro de la Vega, al igual que aquellas universidades en las que aprenden su doctrina y práctica los licenciados y doctores de los diversos saberes.
En ello estamos.
Desde el combate de Hércules con los toros
qué buena entrada, yo creo que no van a conseguir acabar con esta tradición por mucho que protesten y me alegro de que no lo hagan
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