Los encierros son una de las tradiciones más arraigadas en Peñafiel. Prueba de ello es la existencia de documentos que certifican la celebración de estas sueltas por las calles desde el siglo XIII, un hecho que convierte a la cuna de la Ribera del Duero en uno de los lugares con los encierros más antiguos del mundo.
Los encierros se celebran año tras año los días 15, 16, 17 y 18 de agosto a las 9.30 horas, momento en el que el lanzamiento de un cohete anuncia la suelta de los novillos desde los corrales del Valdobar. Los animales salen enrabietados de su cautiverio y corren con todas sus fuerzas asustados por el estallido pirotécnico. La manada pasa sobre el puente del Valdobar, tal y como lleva sucediendo desde hace siglos, y se encamina hacia la Calle Afueras de Don Juan Manuel para emprender un interminable recta que acaba en el punto de mayor concentración de corredores: la curva de la Calle Don Juan Manuel, dónde los mozos más experimentados se lucen para regalar unas preciosas carreras al público agolpado en balcones y talanqueras.
El punto de mayor emoción del encierro es la llegada al callejón. Mozos y manada afrontan un giro de 90 grados para acceder por un estrecho acceso a la Plaza del Coso, lugar este último en el que finaliza el encierro y donde posteriormente comienzan las capeas al estilo de la villa, con un toro por dentro y otro por fuera del ruedo.
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